... Pero entre vosotros no es así, sino que cualquiera de vosotros que desee llegar a ser grande será vuestro SERVIDOR, y cualquiera de vosotros que desee ser el primero será SIERVO de todos ...
Tomado del evangelio de Marcos, capitulo 10, versos 43 y 44
Que gran leccion le dió el Señor a Juan y Jacobo, pidieron sentarse a la derecha y a la izquiera en la majestad de los cielos, el Señor les aclaró como ser grande, lider, exitoso, triunfador, victorioso, el mejor y el primero es en el reino de los Cielos. Una diferencia con la sociedad actual, donde si eres exitoso significa que dios está contigo, donde cualquier exito lo celebramos con un "de la mano de dios" "bendecido" "gracias papa dios" etc.
Pero el mismo Señor a dos de sus apostoles, siendo el mismo Juan a quien llamaba el amado, fue contundente con su respuesta.
Los terminos SERVIDOR y SIERVO, en los originales griegos SERVIDOR significa aquel que sirve o a tiende como lo hace un mesero, y el otro termino SIERVO, solo puede ser traducido como esclavo, es decir, aquel que es propiedad de otro resultado de una transaccion, de una redemcion.
Por motivos del fin de la esclavitud en Inglaterras y los EEUU, el termino esclavo, que hasta hoy tiene una connotacion negativa, y para ser algo politicamente correctos, los traductores usaron en nuestro idioma Español, el termino SIERVO en vez de ESCLAVO, por supuesto es un error del que se predica hoy, pero hace falta un contexto sumamente importante y vital.
Cuando El Señor, nos compró, nos redimió, con el sacrificio de la cruz, el pago fue su preciosa sangre, entonces nosotros que eramos esclavos del pecado, pasamos a ser esclavos del Señor, pues hubo una transacción, por eso Pablo y otros se refieren a ellos mismos como esclavos de Cristo, aunque en nuestras Biblias aparece el termino siervos de Cristo.
Viene a mi mente, el libro del profeta Isaias, cuando menciona: Yo soy el Señor, el que te formó, el que te creó, no tengas miedo, pues Yo te he redimido, te he llamado por tu nombre, mio eres tu!.
Ese era el mensaje y la leccion dada a Jacobo y Juan, no es como el mundo lo hace, es como el reino de Dios es.
Ser esclavo de Cristo, es decir, no a mi voluntad, a mi mismo.
Para poder vivir como un esclavo de Jesucristo (1Ts 1.9; 1Co 7.22b), se debe empezar a reconocer que se es propiedad de Dios. El evangelio no es simplemente una invitación para hacerse socio de Cristo, sino un mandato para hacerse Su esclavo. La mayoría de los creyentes intenta vivir la vida cristiana completamente al revés. Ninguno puede servir como esclavo a dos señores, porque aborrecerá al uno y amará al otro, o será leal al uno y menospreciará al otro. No podemos ser esclavos de Dios y de Mamón (Mt 6.24; Lc 16.13).
Con frecuencia pedimos a Dios que se ocupe de nuestros asuntos, en vez de vivir como esclavos fieles de sus posesiones. La mayoría de las veces, nuestra voluntad se somete a la de Dios bajo la condición de que esta nos agrade; pero si su voluntad consiste en algo que implica la negación de nosotros mismos, entonces no estamos dispuestos a ser sus esclavos. En Cristo no hay esclavitud parcial sino completa. Ser un esclavo no consiste en servir selectivamente, cuando es conveniente o resulta cómodo. Tampoco consiste en servir conforme a intereses personales, si los demás lo notan, o si pagan por ello. Un esclavo de Cristo piensa de la siguiente manera: Le sirvo donde, cuando, como, a quien, solamente si, Él quiere, y sin condiciones. Ser un esclavo consiste en llevar un estilo de vida de total sometimiento a Jesús y Su voluntad. Y lejos de ser una carga, la voluntad de Dios es buena, agradable y perfecta (Ro 12.2).
@oracionadiario, JC
